Coser es una de las labores más antiguas de la humanidad, y básicamente describe la unión de tejidos mediante una costura. Ya en la Edad de Piedra, las personas utilizaban las primeras agujas fabricadas con espinas de pescado o huesos afilados, así como hilos de tendones animales. En el siglo XIV, comenzó la producción en masa de agujas para coser de latón y alambre de hierro. Alrededor del siglo XIII se inventó la rueca. Esto permitió una producción de hilo más efectiva. Y es que el hilo fabricado a partir del lino o la lana era una materia prima escasa debido al proceso de hilatura extremadamente laborioso. A partir del siglo XIV, se empezó a importar algodón desde Oriente hacia Europa; en Alemania, esto sucedió por primera vez de la mano del comerciante de Augsburgo Johannes Fugger. No fue hasta finales del siglo XVIII que el desarrollo de las hiladoras hizo asequible hilar el algodón, de fibras cortas y por ello lento de hilar.
Tras esta innovación, se intentó averiguar rápidamente si también la costura podía realizarse con la ayuda de una máquina. Las primeras patentes de una máquina de coser funcional se remontan al 1790 (300 revoluciones por minuto). Gracias al avance de los electromotores, se sustituyeron las máquinas de coser con accionamiento manual y/o pedal. Las máquinas de coser industriales actuales consiguen de 4.000 a 5.000 revoluciones por minuto. Las máquinas Overlock o Safety alcanzan incluso de 7.000 a 8.000 revoluciones por minuto. En los años 1960 se dio el salto a la automatización, y hoy la costura también puede resolverse digitalmente.

Los primeros hallazgos de material de bordado datan del año 5000 a.C. Hoy se informa de piezas de ropa bordadas de las regiones más variadas como Egipto, China o Suramérica. En un primer lugar se caracterizaban por figuras geométricas primarias, luego se elaboraron representaciones e imágenes figurativas. Las primeras apariciones de moda eran bordados elegantes en trajes y mantos de cónsules, tribunos y césares romanos. En los conventos de la Edad Media también bordaban para crear trajes litúrgicos o decorar los textiles utilizados en iglesias. Los tejidos bordados se consideraban un símbolo de riqueza, ya que el bordado conllevaba mucho tiempo y dinero. Las mujeres nobles aprendían a bordar ya desde su niñez. De ahí fue desarrollándose poco a poco una artesanía regulada, generalmente como subgrupo del gremio de sastres, pero puntualmente también del de pintores o como gremio propio. Dichos gremios se conocen en el espacio germanoparlante aproximadamente desde el 1500. En el siglo XVII empezó el desarrollo en Europa Central hacia el sector de la manufactura. Con el nivel educativo creciente del Biedermeier de comienzos del siglo XIX, también se bordaba en el ámbito privado para la creación de objetos útiles de uso cotidiano, o como pasatiempo para mujeres burguesas y nobles (reuniones de té/círculos familiares). En este entorno, el bordado se siguió desarrollando, y surgieron muchos puntos y técnicas nuevos, como por ejemplo el bordado de Hardanger o de Ajour.

Hoy en día, el bordado, considerado un símbolo de la mayor precisión, es una labor practicada en todo el mundo.

El primer patrón de ganchillo escrito demostrable procede de comienzos del siglo XIX. Se descubrió un patrón de ganchillo en forma impresa por primera vez en 1820 en un periódico holandés. A comienzos del siglo XIX, el ganchillo servía únicamente para poder fabricar encajes más rápidamente. Se consideraba un símbolo clásico de la clase media, ya que, en los salones de la élite, este tipo de labores estaba mal visto. A comienzos del siglo XX, el ganchillo fue aceptado socialmente en general. Toda mujer debía dominar la técnica del ganchillo, independientemente de la «clase» a la que perteneciera. En los años 30 del siglo XX, el interés por el ganchillo disminuyó, y se utilizó principalmente para ropa de bebés y niños. Durante la Segunda Guerra Mundial, la mayoría de las mujeres bordaba, ya que se necesitaba menos lana que para hacer ganchillo.

Hoy en día, el ganchillo se utiliza más en el ámbito privado que en la industria de la moda, ya que la ropa de ganchillo es menos flexible que otras prendas de ropa como las de punto, por ejemplo. Son especialmente populares los agarradores, las mantas decorativas y los conjuntos de mesa, pero también la ropa para niños y las mantas.

Los zapatos «de punto» y/o cosidos con la técnica danesa de Nålebinding eran la norma en los procesos litúrgicos ya desde el siglo IX. Nålebinding significa unir varios hilos portantes en un patrón de red. En cambio, en el punto se trabaja con un hilo sin fin. Diferenciación: Mientras que los artículos de punto se descosen, la técnica de Nålebinding consigue un nudo inseparable.

El punto surgió alrededor del siglo XIII y/o XIV. Llegó desde el Oriente Medio siguiendo la Ruta de la Seda hasta Italia, y se reservaba sobre todo para objetos en los estratos sociales más altos. En París, se menciona el punto comercial por primera vez en 1268 en el gremio de tejedores de París. Ilustraciones de la Plena Edad Media: rondó simple en forma de una Virgen María haciendo punto. A finales del siglo XV se emitieron certificados para gremios de tejedores en los Países Bajos y España. A partir de los siglos XV y XVI, figuran documentos en Alemania de los diferentes gremios. Invención de la primera tricotosa de media funcional de William Lee en el año 1589. El punto fue desarrollándose más y más en una técnica asequible que trajo ropa barata a la producción. No fue hasta mediados del siglo XIX que el punto se difundió en Japón y China. Durante la Segunda Guerra Mundial, la mayoría de las mujeres hacía punto, ya que se necesitaba menos lana que para hacer ganchillo. Para los tejedores caseros y aficionados, desde los años 1950 existe una variedad de pequeñas máquinas de tejer mecánicas; desde los años 1970, también existen máquinas de tejer domésticas eléctricas, y luego también controladas por ordenador.
Hoy en día, el punto es la labor más difundida en Europa, y las grandes casas de moda, así como boutiques y diseñadores, traen anualmente sus elegantes colecciones de otoño/invierno de punto a las pasarelas y catálogos globales.